sábado, 10 de noviembre de 2012

¿Es ético el sufrimiento de los animales para pruebas cosméticas?


La UE pone cerco a la experimentación con animales
Diccionario Inteligente
10 Noviembre 12 - - Belén Tobalina
MADRID- Cada año 115 millones de animales son usados en el mundo con fines científicos. Sólo en la UE se emplearon más de 12 millones en 2008, el último dato oficial. Es decir, que cada diez minutos se testaron ingredientes en 137 animales, según los datos facilitados por la Coalición Europea para el Fin de los Experimentos con Animales (Eceae). «Para evaluar la seguridad de los ingredientes de cosméticos, se testaron en 1.980 animales; es decir, un 65 por ciento menos que en 2005», explica Guillermo Repetto, miembro del Comité de Expertos de la Comisión Europea sobre la disponibilidad de procedimientos alternativos para la evaluación de productos cosméticos, y presidente de la Red Española para el Desarrollo de Métodos Alternativos a la Experimentación Animal (REMA). Pero es un porcentaje aún demasiado alto para tratarse de fines puramente estéticos. El motivo del descenso: la exigencia legal de eliminar progresivamente de la UE el uso de animales en las pruebas destinadas a la evaluación de ingredientes cosméticos y de higiene.

Sin embargo, y a pesar de los importantes esfuerzos y avances en investigación, los métodos alternativos no estarán para 2013, fecha fijada para la entrada en vigor de la Directiva. ¿Cuándo estará? Se desconoce. «El Comité de Expertos de la CE en el que participo ha dictaminado que en 2013 no habrá disponibilidad total de procedimientos alternativos validados que puedan emplearse para la evaluación de la seguridad de los ingredientes cosméticos. Por ello, lo más probable es que la CE retrase la aplicación de la prohibición total de su evaluación en animales», explica Repetto.

Test en padres, hijos y nietos

«De modo que seguirá siendo obligatorio, de acuerdo con la legislación actual, realizar en animales estudios toxicocinéticos, de toxicidad por dosis repetidas, de carcinogenicidad (potencialidad de causar cáncer), de sensibilización dérmica y de toxicidad para la reproducción, ya que hoy no es posible evaluar esos efectos que pueden alterar la salud del consumidor sin emplear animales», dice Repetto, doctor en Medicina y profesor del Departamento de Toxicología de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla.

«Los estudios hechos para evaluar la seguridad de los ingredientes cosméticos –prosigue– siguen protocolos oficiales que intentan evitar causar dolor o estrés innecesario a los animales. Aunque en algunos casos, como los de carcinogenicidad, el periodo de tratamiento llega hasta dos años, y en otros, como los de reproducción, precisa tratar a padres, hijos y nietos».

Es decir, «que aquellas empresas que quieran incluir nuevos ingredientes en sus cosméticos deberán evaluarlos en animales, por lo que la mayoría de empresas usará alguno de los 10.000 que ya han sido ensayados y autorizados», añade.

Ahora bien, desde la CE ni se confirma ni se desmiente que vaya a posponerse o a aplazarse según cada caso. Y eso que, «la decisión política estaba prevista para después del verano», dicen. Si bien, no habrá alternativas para todo. Eso es un hecho, científico. La alternativa viable: utilizar los ingredientes que años atrás se han testado en animales. «Todos los cosméticos actuales y futuros contienen ingredientes que han sido evaluados en animales porque se exige para su aprobación. Lo que ahora se cuestiona es que no se introduzcan nuevos ingredientes que precisen ser testados  en animales», dice Repetto.

Opciones hay. Como las que promueven desde Humane Cosmetics Standard, a través de Leaping Bunny. Esta norma avala que ninguna prueba animal ha sido hecha o encargada para productos finales o ingredientes, en ninguna fase del desarrollo de un producto por parte de la compañía, sus laboratorios o proveedores. Más de 400 marcas se han unido a este programa, el único reconocido internacionalmente. Sin embargo, «Procter & Gamble no ha solicitado la certificación Leaping Bunny, por lo que no podemos dar ninguna garantía de que no sigan realizando pruebas con animales para cosméticos o de que no trabajen con otras empresas que sí lo hacen», afirma Michelle Thew, director ejecutivo de Cruelty Free International, organización dedicada a poner fin a los test en animales y responsable de Leaping Bunny.

Sólo marketing 
De hecho, aunque desde P&G (multinacional con marcas como Wella, Maxfactor, Olay, Pantene o H&S) se ha lanzado una campaña que presume de que no testan en animales, lo cierto es que en su web internacional reconoce que «algunas veces, para asegurar que los materiales son seguros y efectivos, debemos llevar a cabo investigaciones que involucran a animales». Hecho que confirman otras organizaciones. «P&G anunció que dejaba de probar en animales muchos de sus productos, pero no ha entregado a la Eceae los datos necesarios para certificarlos como una empresa que no hace pruebas en animales», precisa Francisco Vásquez Neira, cofundador de AnimaNaturalis Internacional.

Desde P&G afirman que «no existe ningún certificado oficial». Y sí, eso es cierto, pero tampoco el sello FSC de gestión forestal sostenible es obligatorio y muchas empresas en vez de «avalarse» a sí mismas lo hacen a través de un organismo externo. Algo especialmente importante por el historial de denuncias que tiene P&G.

«No realizamos pruebas en nuestros productos finales. No probamos ingredientes a menos que exista una obligación legal, y sólo si no hay alternativas. En más del 99 por ciento de los nuevos ingredientes hacemos las pruebas de seguridad sin testar en animales y nuestro objetivo final es superar este pequeño porcentaje desarrollando nuevas alternativas», añaden.
El problema es que es obligatorio hacerlo hoy. «La frase ‘‘no testado en animales’’ tiende a confundir a los consumidores, que la malinterpretan pensando que ni el producto ni sus ingredientes han sido ensayado en animales, cuando en esas condiciones el cosmético no habría sido autorizado». Las alternativas: reemplazo, reducción de animales utilizados y refinamiento de los métodos para disminuir el dolor o sufrimiento. Dicho de otro modo, si la campaña de P&G es cierta, y no testan sus ingredientes en animales, es ilegal, salvo que no innoven y usen alguno de los ingredientes ya avalados en su día. En cualquier caso seguirían usando sustancias ya testadas en animales.
 
Historial de denuncias a P&G 
De hecho, fue precisamente BUAV la organización que denunció unos años atrás la crueldad en determinadas pruebas que realizaba P&G, antes, eso sí, de que la normativa europea se endureciera, tal y como asegura Michelle Thew. «Es el caso del ingrediente HC Red nº3, utilizado en tintes para el cabello, para el cual se alimentó a ratones con este ingrediente y después, una vez muertos se examinaron los cambios en su médula ósea. Y del HC Orange nº 1, otro ingrediente para hacer tintes con el que se alimentó a ratas preñadas a principio de cada día durante dos semanas. Después se acabó con sus vidas con el fin de examinar sus bebés por nacer. El estudio señaló que la piel de las ratas, las colas y la orina se había vuelto naranja / rojo y tenían las descargas rojo / naranja de la boca y la vagina. Después de que las ratas fueran sacrificadas los investigadores encontraron que sus órganos también se habían vuelto amarillo / naranja», afirma. 
Publicado por La Razón

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