Para que un elefante juegue al fútbol es necesario hincarle
en las patas unas picas puntiagudas durante su
adiestramiento. Y lo mismo con los tigres saltarines. Se les
entrena en una plancha incandescente. Por eso, cuando
escuchan el redoble de tambores en el circo brincan por
temor a que la superficie se caliente.
No seas partícipe de esta barbarie, la sociedad debe educarse
en el respeto a todos los seres vivos. No lleves a tus hijos al
circo, diles lo que hacen los que comercian con los animales,
seguro que lo entenderán mucho más rápido que un adulto,
por suerte, los niños todavía tienen la suficiente inocencia y
empatía que muchos de nosotros ya no tenemos.
Si quieres más información sobre el trabajo de investigación
realizado sobre los circos y el horror al que están sometidos
los animales en cautividad, pincha este enlace de Igualdad
Animal, es un excelente trabajo.
No vivas en la ignorancia, para denunciarlo hay que saber lo
que realmente pasa.
http://www.igualdadanimal.org/entretenimiento/circos
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