Salud y ecología impulsan las dietas vegetariana y vegana en EE UU
Los Ángeles implementa un día de "solo verduras" en los colegios
Políticos y celebridades se suman al veganismo más estricto
Publicado en El País digital
El municipio de Los Ángeles acaba de implementar en más de 1.000 colegios los llamados lunes sin carne (Meatless Mondays), que consisten en ofrecer un menú estrictamente vegetariano a los estudiantes un día a la semana. El segundo distrito escolar más grande del país, con 640.400 alumnos incluyendo secundaria, se suma así a la creciente tendencia vegetariana iniciada hace unos años en Estados Unidos. En el país de las hamburguesas de medio kilo, un creciente número de ciudadanos ha optado por reducir su consumo cárnico por razones que van desde el cuidado de la salud hasta la defensa del medio ambiente, pasando por el rechazo al sacrificio de animales con fines alimentarios. Y cada vez más estadounidenses van un paso más allá y adoptan la dieta vegana, que consiste en no ingerir ningún producto de origen animal (ni siquiera leche o huevos).
“Los alumnos pueden seguir trayendo de casa sus sándwiches de pavo. Pero en las cafeterías y comedores de los centros escolares no se venderán ni ofrecerán estos productos los lunes, y esto es algo bueno para ellos”, explican los portavoces de la Angeles Unified School District, organización que dirige la campaña. Un plato de arroz con judías “supone unas razonables 400 calorías”, añaden. La ciudad de Los Ángeles ya tiene prohibida desde el año 2011 la venta de batidos de chocolate en los colegios, un paso en el que fue pionera.
La decisión de adoptar los lunes sin carne sigue la recomendación hecha por el consejo municipal de la ciudad en el año 2012, con el doble objetivo de cuidar la salud de los ciudadanos y reducir el sacrificio de animales para consumo humano. “Aunque se trata de un gesto simbólico, se está pidiendo a la gente que piense en serio sobre cuáles son sus opciones alimentarias. Comer menos carne puede ayudar a revertir algunas de las enfermedades más comunes de nuestro país, como es la obesidad”, declaró entonces la concejal Luke Perry. “En EE UU, un tercio de la población padece sobrepeso y obesidad”, añadió.
Según un estudio publicado el pasado mes de marzo por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el consumo de calorías ha descendido en Estados Unidos, a pesar de que la obesidad sigue en aumento en el país. El 35% de las mujeres y hombres padecen esta enfermedad. En el caso de los varones, el número ha aumentado un 7% en los últimos 20 años, mientras que entre las mujeres se mantiene estable desde entonces. Entre los menores de 12 años el dato es alarmante: un 17% de los niños padece obesidad en EE UU. Y el sobrepeso y la falta de actividad física causan unas 300.000 muertes prematuras en EE UU, según los datos manejados por el Departamento de Salud.
Ante la gravedad de estas cifras, son muchos los que han querido poner su grano de arena para erradicar el problema. Entre ellos destaca la primera dama, Michelle Obama, y su campaña Let’s move, en la que fomenta el ejercicio físico y una alimentación basada en vegetales desde la infancia.
La iniciativa de los lunes sin carne no es exclusiva de Los Ángeles, sino que forma parte de un campaña global en pro de la salud y el medio ambiente apoyada por numerosas organizaciones. Entre ellos la World Cancer Research Foundation, que aconseja “elegir una mayoría de alimentos vegetales, limitar el consumo de carne roja y, sobre todo, evitar las carnes procesadas”, según explica un portavoz vía correo electrónico.
Su origen histórico se remonta a la I Guerra Mundial. Bajo el mandato de Woodrow Wilson (1913-1921), la Administración de Alimentos del país (USFA, por sus siglas en inglés), dirigida entonces por Herbert Hoover, instó a las familias estadounidenses a reducir el consumo de algunos alimentos de primera necesidad con el fin de mostrar su solidaridad con las tropas estadounidenses y con las poblaciones de Europa, afectados en esos momentos por duras restricciones alimentarias debido a la contienda bélica.
Bajo el lema Food will win the war (La comida ganará la guerra), sus propulsores instauraron los lunes sin carne y los miércoles sin trigo. La iniciativa se repitió durante la II Guerra Mundial, cuando se focalizó la atención en las amas de casa. Con EE UU como participante activo en esta guerra, alimentos como la carne y el azúcar sufrieron un estricto racionamiento.
En el año 2003, la medida de los lunes sin carne resurgió en Estados Unidos, pero en esta ocasión con una intención diferente: proteger la salud de los ciudadanos. La medida se instauró inicialmente en algunas Escuelas de Salud Pública de Nueva York, y San Francisco fue la primera ciudad que lo implementó en su red escolar. Lo hizo en 2010 y entonces se bautizó como el Día Vegetariano. El arraigo de esta iniciativa en Estados Unidos convive hoy con su implementación en países como Reino Unido, Bélgica, Brasil, Australia, Israel, Canadá y Croacia.
La medida tiene también un importante ángulo medioambiental. Sus promotores destacan las ventajas de un menor consumo cárnico no solo en la salud sino también en el medio ambiente, dada la gran cantidad de recursos naturales necesarios para producir carne. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) emitió un comunicado en 2010 urgiendo a que los países actúen para “promover una dieta más acorde con el entorno, mejor para combatir el hambre y para reducir significativamente su impacto en el planeta”. La FAO estimó entonces que la producción de ganado era responsable de hasta el 18% de las emisiones de gases invernadero.
Los datos indican que los estadounidenses llevan varios años reduciendo su consumo de productos cárnicos. Estudios recientes muestran una tendencia a la baja, tras alcanzar su pico más alto en 2004, cuando ingerían un promedio de 83 kilos de carne por persona al año, según una investigación realizada por el Departamento de Agricultura de EE UU (USDA, por sus siglas en inglés). “A falta de datos oficiales, se estima que el año pasado su consumo disminuyó hasta los 75 kilos, lo que significaría que se habría reducido un 10% en los últimos años”, según explican desde el USDA.
Lo que no está del todo claro es cuáles son los factores determinantes de este menor consumo. “El Departamento de Agricultura quiere hacernos creer que esta reducción se debe a factores económicos, por la crisis iniciada en 2008, pero en mi opinión esta disminución coincide con la introducción de la cultura vegana dentro de la sociedad, en la que, además, existe una atención generalizada para cambiar las leyes de protección de los animales de granja”, explica vía telefónica Freia Dinshah, presidenta y portavoz de la Sociedad de Veganos de Estados Unidos.
Sean cuales sean las razones de fondo, lo que parece claro es que esta dieta gana adeptos cada día, incluso en su versión más estricta. Según un estudio elaborado por el Grupo de Investigación Vegetariano de EE UU, el número de veganos en el país se ha duplicado desde 2009, hasta representar el 2,5% de la población. Es decir, que 7,5 millones de estadounidenses seguirían en la actualidad este tipo de dieta según sus estimaciones. Este informe también concluyó que un 5% de la población estadounidense (unos 15 millones de personas) es vegetariana, y un 33% consume con frecuencia estos productos. Si la tendencia apuntada por esta organización continuase a este ritmo, hasta un 10% de la población estadounidense sería vegana en el año 2015.
“Las tres principales razones por las que una persona se hace vegana son, en primer lugar, la salud, como es el caso del expresidente Bill Clinton; la segunda, el horror que sienten por el daño hacia los animales, y la última, un fuerte compromiso con el medio ambiente”, señala Dinshah.
El avance de las dietas vegetariana y vegana puede verse reflejado en la avalancha de estudios, cursos o libros de cocina especializados surgidos en los últimos años. Una moda que se ha visto reforzada por la aparición de muchos famosos que se reconocen públicamente como veganos y no dudan en hacer bandera de ello ante sus seguidores.
El veganismo es una práctica vegetariana muy estricta, que consiste en abstenerse del consumo o uso de productos de origen animal. Es algo que va mucho más allá de la mera dieta. Los veganos evitan matar, dañar y explotar a los animales. No se visten con lana, con cuero ni con cualquier tipo de piel animal; no cazan ni pescan... Y solo comen semillas, legumbres, vegetales, algas y fruta.
Hay quienes cuestionan la dieta vegana estricta aduciendo que puede tener efectos adversos para la salud. En este sentido, señalan fundamentalmente la carencia de vitamina B12 (aportada por algunos alimentos como hígado, riñones, carne y pescado, leche y sus derivados). Según indica el Centro de Prevención y Control de Enfermedades, las vitaminas animales son necesarias para ayudar a las proteínas a tener un funcionamiento correcto. “Por ejemplo, indican, algunos de sus componentes, como es el triptófano —compuesto que se encuentra en la leche, la carne y los huevos— ayudan a las conexiones neuronales”.
Karen S. Vartan es médico nutricionista en Washington DC y ha trabajado en el Departamento de Veteranos de Estados Unidos. Con 30 años de experiencia, en la materia, afirma: “Disminuir el consumo de carne una vez al día es una buena idea. El problema es que muchas personas la están sustituyendo por alimentos muy grasos como el aceite de oliva y el aguacate que, aunque saludables, originan sobrepeso, por lo que tampoco se ataja el problema que hay con la obesidad en EE UU”. A su parecer, “el secreto no es eliminar alimentos necesarios sino controlar el número de calorías y comer una dieta equilibrada. Las dietas extremas no son la solución a la obesidad. Seguir cualquier de ellas, como la vegana, de manera exclusiva es peligroso para el organismo, afecta al corazón, al aparato digestivo y al respiratorio”.
Danshah reconoce algunos aspectos, pero insiste con las ventajas: “Es cierto que al no comer proteínas animales puede haber una carencia de vitamina B12 en los veganos, pero existen muchas opciones, como cereales y pastillas, que ayudan a equilibrar nuestro organismo”, sostiene. Entre los beneficios cita “una disminución del riesgo de cáncer; la reducción de la incidencia de infartos de miocardio; de la diabetes o de la obesidad”.
El avance de esta cultura en Estados Unidos ha llevado incluso a algunos establecimientos a ofrecer un menú totalmente vegano. “Creímos necesario incluir una opción saludable y que, además, consume aquí mucha gente, y la verdad es que ha sido un éxito”, dice Frank Damms, el encargado de un restaurante de la ciudad.
En la capital federal existen más de 50 restaurantes veganos, bares exclusivos y tiendas especializadas. Uno de los restaurantes más concurridos es el Aros Mediterránea, situado estratégicamente junto a un supermercado de productos naturales. “Desde hace dos años, se ha notado mucho el aumento del número de clientes, la gente busca ahora más una dieta basada en vegetales y con nada de carne, o por lo menos eso es lo que nos dicen. Aquí ofrecemos desde primeros platos hasta hamburguesas y pizzas exclusivamente para veganos”, explica la joven encargada, Tahmira Kabire. “Los que vienen al restaurante quieren lo que muchos llaman lith food, un movimiento cada vez más arraigado que promueve una alimentación más fresca y sana y que carece de proteínas cárnicas”, concluye Kabire.
“Llegamos hace 10 años a la ciudad, y la gente no sabía lo que era ser vegano. Nuestros vecinos y amigos nos preguntaban qué comíamos, qué vestíamos y aunque se lo explicabas una y otra vez, no lo entendían. Ahora, somos un modelo a seguir, según dicen muchas organizaciones internacionales. Y lo más importante es que somos libres de practicar una filosofía de vida, como es el veganismo, que nos permite llevar una vida más acorde con el planeta y, sobre todo, con nuestro cuerpo”, explica Tihna Mija, eslovaca, vegana y vecina de la ciudad.
“Hacer que el veganismo se convierta en una moda también se ha conseguido gracias al respaldo de muchas celebridades, atletas y políticos”, reconoce la presidenta de la Sociedad de Veganos de EE UU. Entre los famosos que lo practican están las actrices Alyssa Milano, Alicia Silverstone y la reciente ganadora de un Oscar Anne Hathaway, entre muchas otras; el actor Alec Baldwin, y políticos como el ya citado, Bill Clinton.
Según la presidenta de la Sociedad de Veganos, se trata de una dieta especialmente atractiva para los famosos porque, “aparte de mejorar su estado de salud y ayudar a proteger el medio ambiente, les hace parecer más jóvenes. La piel está más tersa y brillante al no comer alimentos procedentes de animales. Los vegetales y las frutas ayudan a un envejecimiento tardío, mejorando la calidad de vida de la piel”, agrega.
“El cambio es visible. Si existe demanda por parte de los ciudadanos, las autoridades, los restaurantes y los locales harán todo lo posible por adaptar su oferta a las necesidades de la sociedad, en este caso al veganismo”, señala Dinshah. En su opinión, los pasos dados en los últimos años ponen en evidencia algo indiscutible: el veganismo no es una moda pasajera. “Los veganos nos hemos convertido en una realidad muy saludable para este país”.
Razones de peso para cambiar la dieta
- La obesidad afecta al 35% de los ciudadanos adultos y al 17% de los niños en Estados Unidos.
- El Departamento de Salud calcula que la obesidad está vinculada con unas 300.000 muertes prematuras al año en este país.
- Según Naciones Unidas, la producción de ganado es responsable del 18% de las emisiones de gases invernadero a la atmósfera.
- El consumo de carne ha disminuido un 10% en EE UU desde 2004 a 2012, situándose en 75 kilos anuales por persona.
- Se calcula que 16 millones de estadounidenses son vegetarianos y 7,5 millones se han sumado a su versión más estricta: el veganismo.
- Las principales razones para hacerse vegano son cuidar la salud, proteger el medio ambiente y evitar el sacrificio de animales.
- Los veganos basan su alimentación en semillas, legumbres, vegetales, algas (verduras del mar) y fruta.
- Entre las desventajas del veganismo está la carencia de vitamina B12.
- Entre los beneficios se citan la reducción de la incidencia de infartos, de la obesidad y de la diabetes.
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