Pues no tanto. Aparte de evitar la ingesta de proteínas muertas y coaguladas, los análisis de pescado salvajes y de piscifactorías han revelado que su contenido en sustancias químicas y metales tóxicos ponen en peligro la vida de las madres embarazadas, los fetos y los niños pequeños. ¿Significa esto que comer pescado es aceptable para los adultos? Los científicos afirman ahora que el salmón, por ejemplo, que durante mucho tiempo se consideraba uno de los pescados más seguros, no debe comerse más de un a vez al mes. Estamos expuestos a muchas otras fuentes de contaminación dentro y fuera de casa durante casi todo el tiempo, por no hablar de las sustancias químicas contenidas en la mayoría de los alimentos actuales. Nuestro sistema inmune simplemente no es capaz de aguantar concentraciones de toxinas como las que se hallan en el pescado sin sufrir toxemia.
Concretamente, los análisis de salmones de piscifactoría revelaron la presencia de elevados niveles de toxinas asociadas al cáncer y a defectos congénitos. Estos hallazgos dieron pie no hace mucho a un "alarmista" cuando otros expertos insistieron en que el salmón podía comerse con regularidad con toda seguridad y que es un ingrediente importante en una dieta saludable. Un estudio publicado en Environmental Science Technology halló niveles mucho más elevados de algunas sustancias químicas en salmones de piscifactoría en comparación con los salmones salvajes. El estudio, que se considera el análisis más riguroso de salmones salvajes y de piscifactoría realizado hasta la fecha, concluyó en la mayoría de los casos que consumir más de una ración de salmón de piscifactoría al mes puede acarrear un riesgo inaceptable de sufrir cáncer. Los criterios aplicados para determinar los niveles de consumo seguro de pescado se ajustan a los de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de Estados Unidos. Resulta que el salmón de piscifactoría tiene niveles hasta diez veces superiores de policlorobifenilos (PCB) y dioxinas que el salmón salvaje. En las piscifactorías administran a menudo antibióticos a los salmones, impulsando de este modo el desarrollo de bacterias resistentes a los medicamentos. Además, añaden sustancias químicas al alimento que reciben los animales para conferir un color rosado a su carne, de manera que se parezcan a sus primos salvajes. De lo contrario, tendrían un color pardo grisáceo nada apetitoso.
Todos estos antibióticos que se suministran al pescado, se hacen de igual manera en cualquier otra especie distinta al salmón. El pescado es alimentado por medio de piensos tratados para que engorde artificialmente y esté sobrealimentado y así tener un aspecto más apetitoso en el mercado. Por supuesto, todo ello conlleva también el sufrimiento añadido del animal, preso en jaulas redondas donde toda su vida no hace más que dar vueltas en un recinto abarrotado de otros tantos como él que apenas pueden moverse y con el consiguiente estrés que se le ocasiona al animal, estrés que por otro lado, transmite a través de sus hormonas al ser humano cuando se alimenta de él.
Las ventas de pescado graso han aumentado cada vez más, a fin de prevenir los infartos de corazón como han hecho creer. Sin embargo, al analizar muestras de todo el mundo (algunas tomadas en supermercados de Londres y Edimburgo), se descubrió que los niveles de 14 toxinas "organocloradas" entre ellas PCB, dioxinas, dieldrín y toxafeno, que figuran entre las más peligrosas, eran significativamente superiores en los salmones de piscifactoría criados en Europa y Norteamérica que en los capturados en aguas abiertas. Según declaraciones de científicos estadounidenses y canadienses recogidas por la revista Science, se considera que la fuente de la mayoría de estos venenos se halla en la carne de pescado. Recientes investigaciones demuestran que las dioxinas provocan cáncer de mama.
Mientras que el siluro, la trucha, el abadejo, el salmón, el eglefino y la platija y otros peces de piscifactoría no son aptos para el consumo debido a los aditivos tóxicos que contiene su carne, los peces oceánicos son todavía más nocivos a causa de sus niveles excesivos de mercurio.
Aunque se demostrara que el consumo de pescado ayuda a prevenir los infartos de corazón (cosa que no está probada), ¿estaría justificado o sería sensato promoverlo como alimento saludable cuando se sabe que causa otras enfermedades crónicas o mortales? Comer un alimento que salva a una persona, pero mata a otra es como jugarse la propia vida: nunca se sabe a ciencia cierta si ganará o perderá.
La mayoría de las lubinas y doradas que se consumen proceden de piscifactorías
Como siempre, quien ha de juzgar es uno mismo, el propio consumidor. Alimentos vegetarianos como los frutos secos, las semillas, la salvia hispánica, el aguacate, las alubias y las verduras comportan ventajas para la salud mayores que el pescado, que sigue siendo un alimento muerto. Los alimentos muertos (cadáveres), sobre todo si sus proteínas han sido destruidas (coaguladas) por acción del calor al cocinarlos, apenas aportan nutrientes al organismo.
Cuando nos hablan de la importancia de comer pescado azul por el aporte de omega-3 que tienen y que es beneficioso para la salud, debemos pensar que esta sustancia no es propia del pescado, es decir, el pescado la obtiene al ingerir las algas que encuentra en su medio acuático. Por tanto, ¿no es preferible comer directamente algas que contienen omega-3 y demás nutrientes, que el pescado que contiene omega-3 por haberlas ingerido a su vez de otros zooplacton de los que se alimentan? Además, las algas (de consumo humano: wakame, nori, dulse,...) sólo crecen en medios marinos limpios; si el mar está contaminado, el alga no crece, con lo que es una seguridad alimentaria increíble para no temer por su consumo. (Ver artículo de algas y cuadro de porcentajes de nutrientes).
Peces con elevados niveles de mercurio:
1.Pez espada 8.Sander vitreous vitreous
2.Atún 9.Lubina negra
3.Sierra 10.Aguja
4.Fletán 11.Tiburón
5.Lubina 12.Ostras del Caribe
6.Blanquillo
7.Lucio
La piscicultura suscita otras diversas inquietudes desde el punto de vista ecológico. Por ejemplo, en las aguas litorales de la provincia canadiense de British Columbia operan más de 85 piscifactorías de jaula de red abierta, que producen un volumen de residuos equivalente al de las aguas residuales de una ciudad de 500.000 habitantes. Este uso de valiosos recursos acuáticos, junto con la generación excesiva de residuos, para algo que apenas beneficia a la salud, es otro ejemplo más de cómo la desinformación y ciertos grupos interesados controlan actualmente los hábitos de consumo y los estilos de vida de la población.
¿No es más agradable disfrutar de esa sonrisa en libertad? (Vieja canaria).
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