jueves, 12 de julio de 2012

Los inconvenientes del azúcar

Las cruzadas en favor de una alimentación más sana son innumerables, ya tengan por blanco los aditivos, los contaminantes o los pesticidas. Pero la toxicidad de éstos es ridícula en comparación con la del azúcar, sobre todo por el abuso que de ella se hace. 
El azúcar extraído de la caña tiene un origen remoto, posiblemente en China o India. El término azúcar deriva del sánscrito "Sarkura" que dio origen a "Al Sukhar" en árabe. En estas culturas estaba reservada para la corte y clases privilegiadas para usar como medicina. Hasta bien entrado el siglo XIX, con el desarrollo de las plantaciones y la implantación industrial de los me´todos de extracción del azúcar de la remolacha, no se popularizó su consumo en la alimentación humana. 
La palabra azúcar tiene dos significados: uno es el popular, esa materia blanca o marrón extraída en las industrias azucareras a partir de la caña o de la remolacha, cuyo único componente químico son moléculas de sacarosa (glucosa condensada con fructosa).  




El otro significado, los azúcares; se utiliza a veces para designar a todas las moléculas formadas por unidades de glucosa y/o fructosa presentes en los alimentos y que reciben distintos nombres dependiendo de su estructura química, por ejemplo, fructosa (presente en la fruta), lactosa (en la leche), glucosa (en la sangre y en las uvas), almidón (en las patatas y cereales). 
Estos dos significados no deben confundirse, para nuestro organismo no es lo mismo comer sacarosa pura o cualquier otro azúcar puro, que consumir un alimento que lo contenga. 
En el proceso de extracción de la sacarosa, no sólo se priva a la remolacha o a la caña de la fibra, sino también de minerales, vitaminas y oligoelementos. El contenido en sacarosa es alrededor de un 15% en la remolacha. Es fácil comer mientras vemos la televisión 250g de una tableta de chocolate (hecho con azúcar concentrado), pero para ingerir una cantidad equivalente de azúcar, sería necesario comer algo más de kilo y medio de remolachas.  
El azúcar moreno, a veces vendido como azúcar integral, es una versión menos refinada que el azúcar blanco (no se ha "limpiado" tanto), con una insignificante cantidad de vitaminas y minerales y que contiene en mayor o menor medida contaminantes que provienen del proceso de la extracción industrial. Este tipo de azúcar no presenta ninguna ventaja con respecto al azúcar blanco. Sólamente resultaría ventajoso utilizar azúcar obtenido por liofilización del jugo de caña, el llamado azúcar de rapadura. 
El azúcar refinado tiene el apodo de "oro blanco". Son muchas las demandas de estos dulces cristales por la mayor parte de las industrias alimentarias que lo utilizan para la elaboración de sus productos. Lo encontramos en las chucherías, las bebidas refrescantes, la bolleria, los productos de pastelería, en los panes de molde, en las salsas preparadas, en los cereales del desayuno, en las conservas, en los embutidos, etc. Muchas personas consumen cantidades excesivas de azúcar sin ser conscientes se ello y con total desconocimiento de sus peligros. La televisión, las revistas y los anuncios se encargan de ensalzar sus virtudes, silenciando la interminable lista de inconvenientes. Nos enloquece su sabor, no sentimos eufóricos al llenarse nuestra sangre de glucosa, nos quita el hambre y nos da energía. Frente a tan enorme cara hay un silenciado enorme dorso.  




El azúcar y las deficiencias de vitaminas y minerales 
Los nutrientes que acompañan a la sacarosa en la remolacha o la caña, son las herramientas que ésta necesita para ser metabolizada. El organismo se las tiene que ingeniar para extraer los nutrientes perdidos en el refinado, de otros alimentos o de los propios tejidos creando un déficit de vitaminas especialmente del grupo B, de minerales (sobre todo el magnesio) y de oligoelementos. 
El azúcar y los huesos 
Tras la ingestión de una cantidad considerable de azúcar, se produce un aumento de la excreción urinaria de calcio. 
El azúcar produce al metabolizarse residuos ácidos para cuya neutralización sale el calcio de los huesos. Los huesos se debilitan y nos conducen con los años a la tan temida osteoporosis. 
Las golosinas no sólo producen caries por contacto directo con los dientes, sino que también "trabajan" en silencio desde dentro. 
El azúcar y las infecciones
Las salas de espera de los ginecólogos se llenan nada más pasar las Navidades. Muchas golosas amantes del turrón y otros dulces navideños sienten cómo microscópicos seres invaden sus vaginas. Una dieta rica en azúcares favorece la infección por parte de levaduras (por ejemplo la cándida albicans), bacterias y parásitos. Algunos estudios han demostrado que la capacidad de los glóbulos blancos de deshacerse de bacterias, disminuye en cuanto se toma azúcar de manera proporcional a la cantidad ingerida.  
La simple supresión del azúcar refinado permite a menudo terminar con las infecciones reincidentes o crónicas. 
El azúcar y los lípidos 
Cuando tomamos azúcar o productos elaborados con ella, ingerimos muchos carbohidratos en muy pequeño volumen. Esto nos permite introducir en nuestro estómago cantidades enormes de materiales calóricos en exceso, abocados a ser almacenados en forma de grasa corporal. 
Con el exceso de dulces no sólo veremos cómo sube la aguja de nuestra báscula, sino también, y sin darnos cuenta, el colesterol y otros lípidos de la sangre aumentarán haciéndonos candidatos a las enfermedades cardiovasculares. 
El azúcar y los cambios en el estado de ánimo
Contrariamente a los azúcares naturales, el azúcar refinado es absorbido muy rápidamente por el intestino delgado provocando una brusca hiperglucemia, que conduce a un estado de excitación física y psíquica y posteriormente una reacción de hipoglucemia que va acompañada de depresión mental, de cansancio físico (los desfallecimientos matinales y del mediodía) e incita a tomar estimulantes, que van a causar otra nueva hiperglucemia a la que seguirá horas más tarde otra nueva hipoglucemia. Estas alternancias en el porcentaje de azúcar en la sangre deteriora los mecanismos reguladores del metabolismo y agotan el sistema nervioso, lo cual conduce al cansancio, irritabilidad, agresividad y debilitamiento general.  




Los más perjudicados: los niños 
Tras el consumo de productos azucarados, la concentración mental disminuye y con ella el rendimiento escolar. Los niños golosos van de la hiperactividad exagerada a la melancolía, tienen más caries dentales y son más propensos a las infecciones. 
Sin embargo, los efectos a largo plazo de una dieta "dulce" pueden ser bastante más preocupantes que las consecuencias inmediatas. La hipoglucemia juvenil puede ser el preámbulo de la delincuencia, las drogas, el alcohol y las depresiones del adulto. 
La infección crónica de Cándidas derivada del consumo excesivo de azúcar o antibióticos puede originar problemas digestivos o energéticos de carácter vitalicio. 
Los niños que durante años abusan del azúcar tienen mayor riesgo de contraer diabetes, cáncer o enfermedades coronarias en la edad adulta.  




La adición a lo dulce. ¿Cómo sustituir el azúcar? 
Lo más eficaz para salir de un estado de hipoglucemia es un caramelo o un terrón de azúcar, pero cuantos más caramelos o terrones se tomen mayores serán las hipoglucemias, entrando en un círculo vicioso. 
Si te planteas abandonar tus dulces placeres, has de saber que si eres un gran consumidor de dulces te pueden aparecer durante algunos días síntomas como: fatiga, irritabilidad, depresión, falta de fuerzas y apatía; taquicardia y palpitaciones; así como insomnio. 
Para minimizar estos síntomas y saciar el ansia por lo dulce puedes recurrir a pequeñas cantidades de uvas pasas, orejones o frutas maduras, y aumentar la cantidad de cereales integrales en tu dieta.  
Los cereales integrales también suministran glucosa a nuestra sangre, pero de una forma muy lenta, estabilizando sus niveles y minimizando las ansias de alimentos edulcorados; proporcionado además todos los minerales y vitaminas necesarios para su metabolismo. 
No recomendamos  sustituir el azúcar por melazas, siropes o incluso miel, todos ellos tienen una alta concentración de glucosa de absorción rápida que te llevarán a una hiperglucemia seguida de  una hipoglucemia de rebote.  




Pasado un tiempo, cuando te hayas estabilizado y desees endulzar alguna preparación culinaria, utiliza una pequeña cantidad de azúcar de rapadura, miel o melazas de buena calidad, evita el azúcar y la fructosa. Como ya hemos visto, aunque la fructosa no eleva el nivel de glucosa sanguínea (es tolerada por los diabéticos), también es un producto obtenido industrialmente, totalmente refinado e inductor de la formación hepática de triglicéridos.  
Pero sobre todo recuerda que lo más importante para no sufrir los efectos del azúcar refinado, es la cantidad (no olvides que además de encontrarse en los dulces, se encuentra en muchas bebidas y comidas preparadas en la industria). 


Extraído del libro "El equilibrio a través de la alimentación", Olga Cuevas Fernández

4 comentarios:

  1. Tú si que odias el azúcar, en lugar de ver algo informativo, mostraste cómo es tu repudio al azúcar, este tipo de artículos jamás deben tomarse en serio, pues carece de bases más científica en los resultados, puesto que jamas se ve compensaciones, ya que en exceso, todo es bueno, incluso el agua.

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  2. Mahorero independiente26 de febrero de 2014, 0:27

    La ignorancia es la madre de la sabiduría, ¿verdad anónimo?. El azúcar la odiamos todos, especialmente los que alguna vez hemos sido diabéticos insulinodependientes. ¡corre y ve que alguiente explique este artículo!. Está visto que aquí también se cumple el refrán de que "no es la miel ..." Señor, señor, cuanto daño ha hecho Radio Ecca...

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  3. En enero del 2013 empecé a no consumir azúcar, lacteos y todo producto que contengan azúcar o derivados. Mi problema era que con 40 años padecía de tensión arterial alta y con medicación, pues a raíz de eso, de disminuir todos esos productos, mi calidad de vida a mejorado un 100 %, no tengo tensión alta, ni colesterol, ni dolor de cabeza (que eran continuos), etc.. estoy como se suele decir "encantada de la vida". Ahora consumo estevia o panela, no quiere decir que no me pueda comer en verano un helado o un refresco, pero ocasional no todos los días.

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    1. Me alegro de que hayas sido consciente del daño que tanto el azúcar como todos los alimentos refinados tomados en exceso pueden hacer a nuestro organismo. Has comprobado por ti misma que tu cuerpo responde mejor, seguramente estarás más lúcida, con una mente más clara y todo ello hace que te sientas alegre y feliz. Si a todo este cambio, lo acompañas con un poco de ejercicio al día, caminar 1/2 hora por ejemplo, estarás muchísimo mejor. Un saludo y felicidades por tu cambio

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